Quererse, por Dios!

Si todos quisiésemos incondicionalmente lo que nos rodea, tan sólo con eso (casi ná), nadie tendría la tentación de engañar, de robar, de corromperse y velar sólo por su interés, de aprovecharse del de al lado…

Y todo ello revertiría en que todo sería más justo, más equitativo, más empático y la crisis, seguramente, tendría otro nombre o , seguramente, no existiría.

Quererse por Dios!