El pueblo de las mil caras….

Acabo de volver de la Sierra de Francia en la provincia de Salamanca y sólo puedo tener buenas palabras para aquella tierra y la gente que nos hemos encontrado. Natural, sencilla, acogedora, amable y sobre todo buena gente, sin retorcimientos…

Pero de este viaje, quizá lo que más me ha impactado, aparte de la frondosidad de la propia sierra que te deja sin habla, es un pueblo llamado Mogarraz. Y ya no sólo por su característica arquitectura sino por algo que nos dejó atónitos cuando llegamos. Lo curioso es que nadie nos había contado ni habíamos leído nada acerca de la peculiaridad de la que os voy a hablar pero lo que sí os digo es que no deja impasible.

Nada más llegar vimos un montón de casas con este aspecto:

Y la verdad es que el corazón se te queda como en un puñito porque te imaginas lo peor, una especie de esquela pública que ronda aquellas casas donde ha habido una pérdida segura.

Pero nada más lejos de la realidad. Cuando sabes ya toda la historia, que a mí me alucinó por original y diferente, empiezas a contemplar este precioso pueblo con otros ojos…

La mayor parte de las caras parecen sacadas de la España de la posguerra, caras serias, trabajadas, sufridas, ajadas y serenas, de ahí que el pueblo tenga ese aire un poco  melancólico y con matices a veces agridulces. Todas las casas, o casi todas, tienen reflejado la cara o caras de quien habita o habitó en ellas, más de 500 en todo el pueblo.

Y si os fijáis las pinturas guardan el mismo estilo, la misma mano en cada una de ellas.

Estaréis deseando saber cual es la razón de tan insólita idea.

Pues se trata de una exposición “retratados 388” de pintura del artista Florencio Maíllo, oriundo de dicho pueblo, que ha retratado a más de 500 vecinos tomando como soporte para hacerlo las fotografías que en el año 1967 se realizaron para el carné de identidad de la población.

Para ello ha utilizado 500 chapas en las que en cada casa se ha situado la persona que nació o vivió en ella, formándose en algunas auténticas historias de toda la saga familiar.

Os dejo con las fachadas más curiosas y bellas del artista, que sin duda ha conseguido llamar enormemente la atención de todos los que por allí hemos tenido la suerte de pasar.

Os invito a que este verano hagáis una escapada por las tierras salmantinas y no os olvidéis pasar por Mogarraz para admirar la obra de Florencio Maíllo que sin duda es muy singular y deja huella.