Lo que de verdad mola de la Navidad no son los regalicos (bueno, que también y muchooooo), ni las vacaciones (aysss benditas vacas!), ni lo bonito que ponen todo, si no que tenemos más tiempo que dedicar a nuestra gente.  Los ratitos con los amigosal calor de la chimenea o de la calefacción a falta del glamour chimenero, son los mejores. Y como tampoco es plan de dejar a tus invitados con hambre ( en mi casa se pueden morir de asco, pero nunca de hambre) ni de estar todo el día con la cocina empantaná, siempre que puedo acudo a una de las soluciones más resultonas que es una rica tabla de quesos de todo tipo, ya que cocinar ya sabéis no es lo mío…

Las tablas de queso son perfectas para un picoteo tranquilo mientras se bebe un vino blanco bien fresquito y se cuentan batallitas. Aunque las tablas de quesos también tienen su aquel para que queden bonitas, no todo iba a ser comer y eso es lo que realmente a mí se me da de lujo.

Lo primero que tenemos que hacer es buscar una tabla de madera o incluso fabricarla nosotros, pero hay que tener cuidado con que esté bien pulida y no queden astillas.

Tablas de queso de Millie Fairhill

Una idea muy divertida es pintar una bandeja de pizarra y amontonar los quesos poniendo su nombre.

Lo siguiente es elegir los quesos: gouda, queso de cabra semicurado, brie, parmesano, grúyere. Los que más te gusten a ti , vamos. Para colocarlos y que todos tus amigos quieran sacar la tabla quesera en Instagram hay que tener en cuenta algunos trucos. Corta en daditos, triángulos y las mil formas divertidas que se te ocurran los quesos. Los más fuertes tienen que ir en el centro y los de sabor más suave alrededor. Para acompañar y darle contraste al sabor del queso, pon algunos frutos secos como uvas o manzana, un poco de pan y algunas aceitunitas.

No se os ha hecho la boca agua?

Pues a mí si! Me voy a tomar un trocito que se me ha abierto el apetito y un buen almuerzo merece abrir las viandas!

Fotos vía Pinterest.